Los escritorios que permiten trabajar de pie o sentado se han convertido en el santo grial de los lugares de trabajo modernos. Con su promesa de flexibilidad, mejor postura y beneficios para la salud, no es de extrañar que estén de moda. Pero seamos realistas: no basta con comprar uno. Es como comprar una membresía de gimnasio y no ir nunca: un potencial totalmente desperdiciado. Para aprovechar realmente la magia de un escritorio que permite trabajar de pie o sentado, es necesario configurarlo correctamente. ¿La clave? Una configuración ergonómica que te haga sentir cómodo, con energía y listo para afrontar el día. Vamos a desglosarlo.
¿Por qué molestarse con un escritorio que permite sentarse y pararse?
No es solo una moda. Estar sentado durante horas seguidas es como poner a tu cuerpo en pausa. Te pones rígido, dolorido y lento. ¿El resultado? Dolor de espalda, mala circulación y todo tipo de dolores. Alternar entre estar sentado y de pie ayuda a mantener tu cuerpo en movimiento, la sangre fluyendo y los músculos activos. Te sentirás más agudo, más alerta y definitivamente menos agotado. Los estudios demuestran que es como presionar el botón de reinicio para tu cuerpo, sin necesidad de una siesta.
Paso 1: Consigue la posición correcta al sentarte
Tienes tu escritorio para trabajar sentado o de pie, pero ¿está preparado para trabajar sentado? Si no es así, ni se te ocurra pensar en hacerlo todavía. En primer lugar, la posición sentada. Tus pies deben estar apoyados en el suelo, nada de eso de “apoyarte sobre las puntas de los pies”. Tus rodillas deben estar en un ángulo de 90 grados, con los muslos paralelos al suelo. Los codos también deben estar doblados aproximadamente a 90 grados. No los dejes estirarse hacia arriba como si estuvieras intentando hacer una señal para pedir un taxi; mantenlos bajos, relajados y alineados. ¿Tus muñecas? Deben flotar sobre tu escritorio, de forma natural. Sin flexiones incómodas de las muñecas. ¿Y tu monitor? La parte superior debe estar al nivel de tus ojos; no fuerces el cuello al mirar hacia arriba o hacia abajo. El nivel de los ojos es el punto ideal.
Paso 2: Transición a la posición de pie
Bien, es hora de dar el gran salto: ponerse de pie. Pero espere, no basta con levantar el escritorio. Debe adoptar la postura correcta: los pies apoyados en el suelo y el peso equilibrado. No se incline hacia delante como si estuviera a punto de empezar a correr. Los codos deben permanecer en un ángulo de 90 grados y los antebrazos paralelos al suelo. ¿Demasiado alto? Malas noticias. ¿Demasiado bajo? Peor aún. El escritorio debe permitirle mantener esa postura neutra, sin tensión. Todo es cuestión de equilibrio.
¿Y tu monitor? Lo mismo. Debe estar a la altura de los ojos cuando estás de pie, igual que cuando estás sentado. Mantén el cuello en posición neutra. No mires hacia abajo a la pantalla y, definitivamente, no estires el cuello hacia arriba como si estuvieras tratando de ver un pájaro volando por encima de ti.
Paso 3: Los pequeños extras: accesorios ergonómicos
Una vez que tu escritorio para trabajar sentado o de pie esté preparado tanto para trabajar sentado como de pie, puedes ajustar la configuración con accesorios que llevarán la comodidad al siguiente nivel. Si estás sentado, consigue una silla que apoye tu espalda baja, con un asiento que mantenga tus rodillas en ese ángulo de 90 grados. La silla debe ser ajustable, no dejes que te encierre en una mala postura.
¿Tu teclado y tu ratón? Deben estar lo suficientemente bajos para que tus muñecas estén rectas y relajadas. Sin ángulos extraños. Busca bandejas para teclado o ratones separados para lograr la alineación más natural de las muñecas. Y cuando estés de pie, consigue una alfombrilla antifatiga. Créeme. Amortigua tus pies, reduce la tensión y te permite moverte en lugar de ponerte rígido.
Paso 4: Cambia de postura: no permanezcas en la misma posición durante demasiado tiempo
Una de las mejores características de un escritorio que permite trabajar de pie o sentado es que te permite moverte. Pero aquí está el truco: estar de pie durante horas seguidas tampoco es la solución. Se trata de equilibrio. Comienza con estar de pie durante 15 a 30 minutos y luego siéntate. Es un juego de dar y recibir. El truco es seguir moviéndose entre posiciones. Cuanto más cambies, menos fatigado te sentirás. Estar de pie durante largos períodos puede ser tan malo como estar sentado todo el día. Haz pausas, estírate, muévete y mantén la circulación sanguínea.
Paso 5: La postura lo es todo
Ya sea que estés sentado o de pie, la postura es fundamental. No te encorves. Ni ahora ni nunca. Cuando estés sentado, asegúrate de que tu espalda esté apoyada en el respaldo de la silla, que tus hombros estén relajados y que tus codos estén cerca de tu cuerpo. No te estires ni te inclines hacia adelante para alcanzar el teclado. Mantén todo alineado. Lo mismo ocurre cuando estás de pie: no bloquees las rodillas ni te inclines hacia adelante. Mantén la columna neutra, las rodillas ligeramente flexionadas y el peso distribuido uniformemente entre los pies. Pequeños ajustes como estos marcan la diferencia.
Paso 6: Persevera
Así que tienes la configuración perfecta para trabajar sentado o de pie. Genial. Pero no dejes que acumule polvo. Tienes que comprometerte. Alterna entre estar sentado y de pie con regularidad. No te quedes estancado en una misma posición durante horas. Añade algunos estiramientos, sal a caminar o simplemente muévete. Cuanto más cambies, menos tensión sentirás y más energía tendrás. La constancia es la clave para la comodidad y la productividad a largo plazo.
Conclusión
Un escritorio que permite trabajar sentado o de pie no es solo un mueble. Es una inversión en tu salud, comodidad y productividad. Pero para sacarle el máximo partido, tienes que configurarlo correctamente. Ajusta el escritorio tanto para trabajar sentado como de pie, concéntrate en mantener la postura alineada y no olvides los pequeños accesorios que hacen que tu configuración sea más cómoda. La verdadera magia de un escritorio que permite trabajar sentado o de pie ocurre cuando lo usas como se supone que debe usarse: de forma regular y ergonómica. Así que configúralo, cámbialo y haz que tu jornada laboral sea tan agradable como parece.